El Manager o Representante suele ser una figura necesaria para la carrera de un conferencista, pero no en todo momento. Esta figura debería aparecer cuando los speakers ya tienen su contenido listo para sacar a la venta, pues su función principal está orientada a generar éxito en ventas.
La actividad más importante del representante es generar conversación y promocionar al representado, no solamente dar a conocer, también mantener su importancia dentro de la industria, ya que no se limita a vender una obra o generar contratos, sino a organizar eventos, crear un plan de negocio particular y personal de la persona representada, llevar la agenda, labores comerciales, relaciones públicas y de conocimiento de la industria.
Se trata de un trabajo que conlleva contar con técnicas analíticas y sociales, con lo que se necesita un aprendizaje completo para poder llevar con éxito dichas tareas. Convertirse en representante de la noche a la mañana no es una opción si quieres llevar a buen puerto tus ideas de negocio.
En ese sentido, muchos conferencistas deciden comercializar directamente y sin intermediarios para ahorrar en comisiones a terceros y administrar su trabajo completamente; sin embargo, esta administración requiere tiempo y recursos que influyen negativamente en el trabajo de uno, por ello contar con un representante que además se encargue de la promoción y encontrar patrocinadores en las áreas particulares que quiere trabajar.
La demanda de notoriedad es quizás uno de los objetivos primordiales de todos los representantes, ya que el éxito de sus representados se traduce en el suyo propio. Por ello, uno de los primeros pasos es el networking, generar contactos y crear una sana relación con los medios de comunicación, crear amistad con trabajadores de estos medios para así crear un vínculo directo y facilitar otras tareas comerciales y publicitarias así como de imagen.